Lectura de la Biblia, alimento y espada del predicador

Generalmente es llamativo el ministerio de la predicación, un predicador ocupa un lugar visible en la congregación, pero antes de subir al púlpito o de predicar en algún espacio público (plaza) o privado (escuela, trabajo, etc.) un predicador debe tener alimento reservado, debe tener "palabra" de Dios atesorada en su vida.

Por esto el apóstol Pablo aconsejó a Timoteo, que se ocupara en la lectura y la exhortación (1ra. a Timoteo 4:13), siendo la Biblia el manual del predicador y la "base" de su mensaje, es muy importante que seamos llenos del conocimiento de la Palabra de Dios.

Considero que como mínimo un predicador debiera leer la Biblia completa, de Génesis a Apocalipsis... para que el Espíritu Santo trabaje en su mente y en su corazón y se familiarice con todos los relatos bíblicos. Hace un tiempo leí que un predicador estadounidense (George Campbell Morgan) leia 40 ó 50 veces un libro o porción de la Biblia antes de empezar a comentar los versículos.

Obviamente no podremos entender todo lo que leamos, debemos tener paciencia que en la medida que nos dediquemos a buscar a Dios y alimentarnos de la lectura bíblica, el Espíritu Santo de Dios nos irá recordando y dando entendimiento, por lo tanto iremos creciendo gradualmente, es posible que a algunos Dios les dote de entendimiento de forma más rápida y a otros nos cueste mas ir aprendiendo, creo que es mejor crecer con paciencia que ir demasiado rápido, así nuestra vida y carácter irán de la mano con el conocimiento y revelaciones que Dios nos dé.

En la medida que tengamos oportunidades de predicar, nos daremos cuenta cuan valioso es poseer un buen conocimiento bíblico.

Un último consejo, cuando leí el testimonio de Yiye Avila (evangelista) me llamó la atención que él le pidió al Señor, sabiduría. El hno. Yiye le pidió la sabiduría a Dios para llevar adelante su ministerio, hoy más que nunca necesitamos mucha sabiduría de Dios.

Señor denos la sabiduría suficiente para cumplir nuestro ministerio (servicio).

San Lucas 10:21 "En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó" AMEN.

PD: Recomiendo predicación "el mensaje evangelístico", por el evangelista Luis Palau, curso para evangelistas, instituto bíblico Luis Palau.