Mateo 6:21 " Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón".
El contexto de este versículo se refiere al lugar donde tenemos nuestro tesoro, en el cielo o en la tierra. Si nuestro tesoro material está en la tierra, entonces nuestro corazón estará allí, en las riquezas, en el trabajo, en los placeres, etc.
Pero si hacemos buenas obras, ayudamos al que lo necesite, compartimos, si servimos a Dios, etc. nuestros tesoros estarán en el cielo.
La palabra de Dios también la podríamos aplicar a qué cosa o persona ocupa nuestra mayor atención, porque donde este nuestro "tesoro" allí estará nuestro corazón.
El salmista David declaró: "A quien tengo en los cielos sino a ti, y fuera de ti, nada deseo en la tierra" (Salmo 73:25), que maravillosa expresión. De estos versos podemos aprender cuál era el mayor tesoro de David, y por qué fue un hombre tan bendecido y amado por Dios, porque él también amaba a Dios, y quería glorificarle, no sólo en la tierra, sino también en el cielo, y ya vivía en la tierra lo que esperaba vivir en el cielo, o sea, para quien tiene a Dios ahora, es como si anduviera en el cielo, porque no hay distancia que nos separe de Dios.
Hubo muchos hombres que amaron a Dios mientras vivían en la esfera terrenal, Enoc, Noé, Moisés, Elías, Daniel, Samuel, etc.
Meditemos en nuestra vida, cuál es nuestro mayor tesoro y si no es Dios, reconozcamos nuestra falta, y de todo corazón busquemos el arrepentimiento. Tal vez alguien dirá, pero si yo voy a la iglesia, si predico, si oro, leo la Biblia; lo mismo hacen muchos religiosos, y quizás con mayor devoción que muchos cristianos, pero Dios quiere ser nuestro mayor tesoro, porque donde esté nuestro tesoro, allí también estará nuestro corazón.
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