Nací en Paillaco, pueblo de la provincia de Valdivia, Chile, el año 1980 (hoy dia tengo 36 años) , en un hogar cristiano evangélico, soy el menor de 5 hermanos, somos 3 hombres y 2 mujeres. Aproximadamente cuando yo tenia 8 años mis padres tuvieron algún problema en la iglesia y se descarriaron, o sea, se apartaron de los caminos del Señor.
Habiendo conocido esa iglesia, uno siempre recuerda los lugares que frecuentaba, asi que algunas veces más asistí a la iglesia pero sin recibir ningún llamado de Dios, pero en el año 2002 , teniendo 21 años, comencé a sentir la necesidad de acercarme a la iglesia. Anteriormente a fines del año 2001, comencé a tener un tipo de depresión, porque bajé mucho de peso, pero no tuve pensamientos suicidas, y como les contaba luego comencé a sentir la necesidad de buscar a Dios, y un dia andando en Valdivia (ciudad que está a 50 kms de Paillaco) me compré una Biblia, y comencé a leerla, me llamo mucho la atención el Apocalipsis y busqué algo de información en internet.
Pasados algunos días más, un dia mi mamá se fue a cortar el pelo donde una hermana llamada Raquel, y ella la invita a una media vigilia de hermanos voluntarios que se realizaba en la iglesia donde me crié, Iglesia Evangelica Pentecostal (IEP), y mi madre me invitó a mí y esa noche Dios habló a mi vida, por primera vez; probablemente me hablo otras veces, pero no puede oir su voz o entender que él me hablaba. En nuestro país ocurre que en ocasiones Dios usa a una persona, hombre o mujer, con los ojos cerrados, danzando (el rey Davida danzaba) y va hacia donde algún hermano o hermana o persona oyente y le entrega una profecía, le habla detalles de su vida que solo la persona que escucha puede saber y Dios, esto lo quiero explicar para que me entiendan porque estoy seguro que Dios me habló. Volviendo al relato, en una parte de la media vigilia le dan la oportunidad para cantar al grupo de hermanas señoritas (hnas. solteras) y de repente Dios usa a una de ellas, sale danzando hacia la entrada del templo con los ojos cerrados, por el pasillo (en ese tiempo el templo tenia dos naves de bancas, ella venia por el medio) y cuando venia acercándose más o menos por la mitad, algo me hace sentir en mi interior que venia a hablarme a mi (hoy sé que ese algo, o más bien, Alguien, fue el Espíritu Santo). Había otro joven al lado mio, llamado Elías, pero ella me toma del brazo a mí, yo en primera instancia no respondí, pero luego me entrego y voy hacia adelante y cuando llego al altar y me hinco, entonces me comienza a hablar y me dice:
Pequeño mio dice el Padre, ¿por qué me has negado? Si Yo te he dado a manos llenas?, pero Yo también doy y quito y si quiero te puedo humillar hasta el polvo, entonces en ese momento viene a mi mente muy claramente que una vez conversando con alguien, le dije: No estoy seguro si Dios existe..., o sea, había negado a Dios. Luego me sigue hablando y me dice:
La felicidad que tú tanto haz buscado, aquí está, yo te he traido esta noche y el diablo está muy enojado, entonces me nace una oración, y sólo pude decir: "No me lo quites todo porque no voy a poder hacer nada", también me dijo:
Yo voy a mandar un avivamiento a esta iglesia, y quiero que tú estés aquí y no mires al instrumento porque Yo si quiero, puedo hacer hablar a un mudo, entonces deja de hablarme por medio de la hermana y ella se hinca, y de repente yo "siento" que algo sale del altar (no vi nada) y entra en mi corazón, y me pongo a llorar, por varios minutos, luego me puse en pie y dan la oportunidad a los jóvenes y cantaron, conmigo entre ellos, luego terminó el culto y me comencé a despedir de los hermanos, varios me conocían así que dijeron mucho cariño que siguiera yendo que esa era mi casa, la iglesia.
Al día siguiente asistí a la escuela dominical y el profesor que era el hno. Benjamín me anotó y de ahí comencé a asistir a la iglesia, a los cultos, a leer la Biblia, a orar, etc. También comenzó a asistir mi hermano Daniel y mi madre, porque yo vivía con ellos, Dios restauró a mi hermano y así comenzamos a servir a Dios nuevamente. Al poco tiempo leyendo la Biblia en los Romanos capítulo 10, entendí que creyendo en Jesús, recibía el perdón de mis pecados, así que recibí la fe y pude descansar en el perdón de Dios, y comencé a perseverar hasta hoy día, también he pasado diversas pruebas, pero también he recibido grandes bendiciones y he visto el favor de Dios en mi vida.
Si alguien siente la necesidad de Dios como yo lo viví, acérquese a alguna iglesia, probablemente Dios te necesita en la misma iglesia donde asistías o si eres una persona que no tiene conocimiento cristiano, busca un lugar donde congregarte, compra una Biblia y lee los evangelios, pide a Dios que te revele su palabra, que te dé el entendimiento, y no te apoyes en tu propia prudencia, el diablo va a querer engañarte y debes pedir a Dios que te guarde, y que te guíe a un lugar (iglesia) donde se predique la palabra de Dios con verdad y Cristo sea glorificado, no el hombre.
Que Dios les bendiga.
AMEN.